La abuela perdió a su hermana y a su madre en manos de los nazis, participó de la brutal marcha de la muerte hacia el final de Segunda Guerra Mundial y fue liberada cuando ya se encontraba al límite de sus fuerzas.
Pese a haber pasado su juventud en el infierno, siempre conservó una alegría y una vitalidad excepcionales: hoy vive sola en Brasil, viaja con regularidad a Alemania de forma independiente y, al estilo de las madres de Woody Allen, siempre sabe muy bien lo que quiere.
Retratar a la abuela no es sólo contar su historia, sino ante todo reproducir su forma de contarla.
Por eso es que Magnus busca ser fiel a las intermitencias de la memoria, a sus retaceos, a su resistencia al horror.
La accidentada entrevista realizada en Brasil se complementa con una crónica de los días que pasó con el nieto en Berlín, y ambas experiencias van logrando un tono cada vez más intimista y reflexivo pero también con grandes momentos de humor.
Además de la historia de la abuela, lo que el libro busca es entender la brecha que al principio la separa del nieto y que se va achicando a medida que la historia familiar se reconstruye.
Ariel Magnus ha escrito un libro conmovedor, sincero y original, en el que logra un valioso testimonio sobre uno de los momentos más dramáticos del siglo XX.
Esta abuela, un personaje completamente extraordinario, nos transmite, con una mirada nueva, una historia dramática e increíble que merecía ser contada.
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