domingo, 29 de mayo de 2011

EL MILAGRO DE SANTA ANA

















La acción nos sitúa en Italia, en el frente de la Toscana, durante el verano de 1944. Tras un ataque fracasado a cargo de un regimiento de la 92ª division de infanteria, los Buffalo Soldiers, formada íntegramente por soldados afroamericanos, cuatro de ellos quedan aislados tras las lineas alemanas. Todo se complica aun más cuando uno de ellos, el soldado Train, rescata a un niño italiano herido y sus compañeros reciben el encargo desde el cuartel general de capturar a un soldado alemán para obtener información sobre los movimientos del enemigo.
El Milagro de Santa Ana ha supuesto la adaptación cinematográfica de novela homónima del escritor norteamericano James McBride, quien a su vez se inspiró para escribirla en hechos reales acaecidos en el frente italiano, concrentamente en la matanza perpetrada por soldados alemanes en la villa toscana de Sant’Anna di Stazzema el 14 de agosto de 1944. No está muy claro si en represalia por las acciones partisanas o bien para intimidar a la población, tropas de la SS en retirada asesinaron a sangre fría a más de 500 civiles italianos que se habían refugiado en el pueblo. Los hechos que rodearon a esa infame matanza quedaron prácticamente perdidos en la memoria hasta que en 1994 la aparición casual de un dossier con más de 700 documentos relativos a la misma en el archivo de un juzgado militar de Roma hizo que la prensa y los tribunales italianos retomaran la investigación de aquellos sucesos.
Spike Lee, un cineasta estadounidense cuya carrera se ha distinguido por su fuerte compromiso con el tema de la igualdad de derechos de los afroamericanos, ha sido el encargado de adaptar al cine la novela de McBride. Y es indudable que esto ha tenido mucho que ver con el enfoque que adopta la película a la hora de contar la historia. Porque la matanza de Sant Anna no deja de ser en el film un elemento accesorio, que Spike Lee usa como pretexto para centrarse en describir la realidad que vivieron los soldados negros norteamericanos durante la Segunda Guerra Mundial, así como para denunciar la discriminación racial que sufrieron. En ese sentido, el director hace gala de su faceta más “militante” (no en vano, poco antes de comenzar el rodaje había criticado públicamente las dos películas de Clint Eastwood sobre la batalla de Iwo Jima porque no mostraban la participación de soldados afroamericanos) para abordar la historia, lo que en mi opinión hace que la misma se resienta.

Porque lo cierto es que el mensaje de la discriminación, intercalado de forma poco sútil a lo largo de la película, se antoja demasiado reiterativo, y además el guión lo adorna con una especie de misticismo religioso que, bajo mi punto de vista, no termina de casar bien con los hechos que se relatan. Pero lo peor no es eso, sino que, pasado el primer tercio del metraje, el director pierde por completo el pulso de la historia y las distintas líneas narrativas se superponen sin ninguna armonía: la historia de los soldados negros, la de los partisanos y el desertor alemán, la del niño italiano…etc. Todo ello deriva en un farragoso galimatías narrativo, agravado además por un ritmo bastante lento, por momentos casi plomizo, que hace que la parte central de la película resulte pesada, y que sus dos horas y media de duración se hagan largas al espectador.

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