sábado, 19 de mayo de 2012

Los protocolos de los sabios de Sion





























Los protocolos de los sabios de Sion (en ruso: Протоколы сионских мудрецов, transliterado como Protokoly Sionskij Mudretsov, usualmente abreviado a Сионские протоколы, Sionskie Protokoly) es un libelo antisemita1 publicado por primera vez en 1902 en la Rusia zarista, cuyo objetivo era justificar ideológicamente los pogromos que sufrían los judíos. El texto sería la transcripción de unas supuestas reuniones de los «sabios de Sion», en la que estos sabios detallan los planes de una conspiración judía, que consistía en el control de la masonería y de los movimientos comunistas, en todas las naciones de la Tierra, y tendría como fin último hacerse con el poder mundial. Los Protocolos son la publicación antisemita más famosa y ampliamente distribuida de la época contemporánea. Sus afirmaciones acerca de los judíos continúan circulando hasta hoy, especialmente por Internet, aun después que en 1921 quedara demostrado que se trata de un fraude histórico –tal como lo fueron el Hombre de Piltdown y más recientemente los Diarios de Hitler. Los individuos y grupos que han utilizado este texto pretenden inculcar el odio a los judíos Los Protocolos también pasaron a ser parte de la propaganda nazi para justificar la persecución de los judíos. Se convirtió en lectura obligatoria para los estudiantes alemanes. En El holocausto: la destrucción del pueblo judío en Europa (1933-1945), Nora Levin afirma que «Hitler utilizó los Protocolos como un manual en su guerra de exterminio de los judíos»: Nunca hubo pruebas concluyentes de que los Protocolos fueran una burda falsificación, tenían gran popularidad y grandes ventas en los años veinte y treinta. Se tradujeron a todos los idiomas de Europa y se vendían ampliamente en los países árabes, Estados Unidos e Inglaterra. Pero fue en Alemania, después de la Primera Guerra Mundial, que tuvieron su mayor éxito. Allí se utilizaron para explicar todos los desastres que ocurrieron en el país: la derrota en la guerra, el hambre, la inflación destructivaA partir de agosto de 1921, Hitler comenzó a incorporarlos en sus discursos, y fueron tema de estudio en las aulas alemanas después de que los nazis llegaran al poder. En el apogeo de la Segunda Guerra Mundial, Joseph Goebbels (ministro de propaganda nazi) proclamó: «Los protocolos de los sionistas son tan actuales hoy como lo fueron el día en que fueron publicados por primera vez».43 En las palabras de Norman Cohn, esto sirvió a los nazis como «autorización del genocidioSu lectura por parte de Adolf Hitler, evidenciada en Mi lucha, fue determinante para avivar los prejuicios fanáticos del futuro dictador. Con el paso del tiempo se ha convertido en libro de texto entre los grupos de ultraderecha, compartiendo estantería en las librerías dedicadas a este tipo de literatura con panfletos supremacistas blancos y obras en las que se niega el holocausto judío a manos de los nazis. En el interés nazi en extender el antisemitismo, se imprimieron cientos de miles de copias y se repartieron por muchos hogares (se dice que sólo la Biblia podía competir en número de ejemplares) y en las Juventudes Hitlerianas se hizo lectura obligatoria. El propio Goebbels, en sus diarios, reflexiona sobre su utilidad como vehículo de propaganda antisemita y refiere que Hitler creía en su autenticidad (quedando claro que él mismo y otros sí tenían noticia de que se trataba de una falsificación).

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