martes, 30 de octubre de 2012

exilio a la vida

"Exilio a la vida" es el tercer volumen que recoge testimonios de sobrevivientes el tercer volumen de la serie Exilio a la vida no resulten, cuando menos, conmovedoras. El realismo y la honestidad con la que se recogen los estremecedores testimonios de más de 50 sobrevivientes judíos al Holocausto que hicieron de Venezuela su hogar, hace de este tomo un volumen difícil de digerir de una sola vez, aunque tenga como denominador común entre todas las historias, un mensaje de optimismo. El libro sigue fielmente la tradición judía de trasmitir el conocimiento a través de la oralidad, y es esa misma idea la que motivó que cada uno de estos héroes anónimos abriera -en algunos casos por primera vez en medio siglo- esa gaveta de la memoria repleta de sentimientos encontrados y fantasmas que aún persiguen a estas personas que vivieron la Shoá siendo apenas unos niños, y en el mejor de los casos, unos adolescentes. Elías Kuperstein, uno de los protagonistas del libro, cuenta que cuando se enteró del primer número de esta serie tuvo problemas para entenderlo. "¿Para qué quisiera leer esto si yo lo he vivido?" se dijo en su momento. Sin embargo, ahora, que fue parte activa del volumen, ve las cosas de otra manera y valora la iniciativa. Sally Horowitz, otra de las supervivientes, relata que "el libro tiene un significado muy importante: "es sentir que se puede transmitir valores a la humanidad, es un canto a la vida, al sí se puede, es un testimonio vivo de lo que no debe suceder jamas, ser una guía para la juventud", asegura. Por su parte, Ezra Heymann, otro de los narradores del tomo cuenta "tenía miedo de ver el libro, pero desde las primeras páginas me dio mucho ánimo, es una gran belleza el acto de todos allí, a pesar del horror del que se trata". Jacqueline Goldberg fue la encargada de editar los testimonios y señala que no fue un proceso "nada sencillo". Transcriptores especializados llevaron a blanco y negro estas narraciones que posteriormente fueron acortadas para darles un carácter más literario que oral. "Lo que quedan son los libros a la larga, los testimonios grabados no están al alcance de la gente", indica aliviada y triste a la vez la escritora ya con el trabajo final en las manos. Al repasar cada uno de estos testimonios de valor se tiene la sensación de estar al frente del potencial guión de alguna película. Sin embargo, lejos están estas historias de tener matices de ficción. "No hay la más mínima exageración, todo lo contrario", asegura sereno el señor Kuperstein. Por su parte, la señora Horowitz afirma que "las películas pueden transmitir algunas cosas, pero hay otras que es muy difícil expresarlas y no creo que se logre. La realidad cruda de lo que se vivió nadie soportaría verla en una película.. no creo que lo hayan podido hacer aún". Tras tener el libro publicado, Heymann asegura "me sorprendió la convergencia de sentimientos en lo que narran todos los que aparecemos allí". Por su parte, Horowitz no deja de ver el lado positivo: "siento que es una contribución a las virtudes de todos los seres humanos". Kuperstein se afianza en lo utilitario: "es un aporte loable para que una cosa así no pase nunca más".

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